¿Cuántas cosas hace tu hij@ que no “debería” hacer?
¿Cuántas veces repite acciones o conductas que le has dicho mil veces que no tiene que hacerlo?
¿Cuántas cosas hace que parece que ya tiene que ser por joder porque si no no tiene otra explicación?
El deseo del hij@ bueno
Voy a describir algunas características que podría tener un hij@, especialmente una adolescente y anota en un papel o mentalmente cómo te sientes.
- El que te hace caso: Tú estás viendo lo que le vendría mejor y se lo dices. Tu hij@ te escucha y te hace caso.
- El buen estudiante: No tienes que decirle que se ponga a estudiar. Sabe perfectamente lo que tiene que hacer, se organiza sol@ y lo hace de forma autónoma.
- El organizad@: Su cuarto está ordenado… siempre. Hace la cama por la mañana antes de salir al instituto, deja el baño recogido al acabar de ducharse, organiza y hace sus tareas, ayuda a poner y recoger la mesa, etc.
- El que tiene las ideas claras: Sabe lo que quiere hacer «de mayor» y va por el buen camino para lograrlo.
- El que te cuenta: Todos los días te cuenta lo que ha hecho en clase, las cosas de sus amig@s, los exámenes que tiene y cómo le ha ido y lo más increíble de todo, sus cosas.
- El que responde bien: Ni rastro de rebeldía, escucha y habla respetando y aceptando lo que le dices.
- El que no se mete en líos: Cumple las normas, no juega con el riesgo y se junta con amig@s que son también buenos.
- El que no le gusta salir mucho: Está bien en casa y, aunque tiene amig@s prefiere quedarse tranquil@ en casa la mayoría de días.
¿Cómo te has sentido? ¿Cuántas de esas características encajan con tu hij@? ¿Te gustaría que tuviese el resto?
Lo que sucede es que la adolescencia y algunas de las cosas que no nos gustan y no entendemos de ella son de vital importancia para la evolución de nuestra especie.
La evolución
La adolescencia es una fase del ser humano. El pensamiento generalizado es que la adolescencia es una transición de la niñez a la edad adulta. Un ni aquí ni allí. Todos tenemos claro que la niñez no es una transición del bebé a la adolescencia. De la misma forma, la realidad es que la adolescencia es una etapa en sí mism@.
Cada fase del ser humano tiene sus características, sus pros y sus contras. A lo largo de toda la evolución de los homínidos, se ha modificado nuestro cerebro y nuestro cuerpo de forma impresionante. Sin embargo, la adolescencia sigue presente. La naturaleza no la ha eliminado en el proceso evolutivo. ¿Por qué será?
La adolescencia es una fase crucial para la evolución. Es el momento de desafiar las normas, de ir contra el status quo, de rebelarse ante lo establecido… ¿Con qué propósito? Evolucionar.
Si el ser humano no se rebelase contra lo establecido y se limitase a seguir las normas no habría progreso.
En la adolescencia se plantan esas raíces. Lógicamente el adolescente está conociendo las normas y se equivocará en muchas de sus ideas. También lo hace el científico que puede llevarse años probando fórmulas que no funcionan hasta que da con la buena. Algunos científicos nunca llegan a ver la respuesta que buscaban durante toda su carrera. Eso es parte de la exploración.
Por otro lado, el ser humano es el ser que más tiempo necesita para poder vivir por su cuenta. Después de más de 10 años siendo absolutamente dependiente no es viable dar el paso de la noche a la mañana. Lleva un tiempo y un proceso.
Si durante toda su vida hasta ahora ha dependido 100% de ti, una fórmula para ser capaz de despegarse y volar sol@ es empezar a ver tus defectos. Todas esas cosas que haces mal justifican que tenga que buscar su propia autonomía para progresar. A veces cuando se busca se encuentran cosas que no están tan mal o que simplemente son diferentes. Ahora desarrolla su propia forma de ver la vida.
Consecuencias no tan buenas de ser bueno
Por supuesto que todas esas cosas que he descrito más arriba pueden traer y traen muchos resultados positivos, pero no siempre es oro todo lo que reluce y hasta el oro tiene sus inconvenientes (es difícil de transportar y esa fue una de las razones por las que dejamos de usarlo como medio de pago por ejemplo).
Ser bueno parece que es de lógica que tiene que ser bueno, ¿cómo va a traer consecuencias negativas? El propio refranero español tiene al menos una de las respuestas, «De bueno tonto». Vamos a analizar un poco más.
- El que te hace caso: Tendencia a la sumisión. Falta de confianza en su propio punto de vista. Sensación de inferioridad. Incapacidad para ser autónom@. Esta opción creo que no es la relación que deberíamos buscar con nuestros hij@s. Sería más fácil a corto plazo, pero tremendamente egoísta.
- El buen estudiante: Acepta el conocimiento establecido. Puede confundir sus notas con su valor como persona. Puede desarrollar miedo al fracaso. Riesgo de desarrollar ansiedad por la presión para estar siempre a la altura.
- El organizad@: Imagínate el taller de un artista, ¿ves puro orden? Puede tener miedo a salirse de la línea, a improvisar, a crear. ¿Conoces la expresión inglesa «pensar fuera de la caja»? Es una de las claves para la resolución de problemas y fomentar la creatividad. Para eso también hay que abrazar el desorden en cierta medida.
- El que tiene las ideas claras: Sencillamente un adolescente ha vivido pocos años y ha conocido con cierta profundidad una parte muy pequeña del mundo y de la sociedad. Tener las ideas claras a esa edad conlleva un riesgo de tomar decisiones de largo plazo con cimientos débiles.
- El que te cuenta: Si realmente te puede contar todo es posible que sea porque solamente hace cosas que se pueden contar. Eso significaría escasa exploración pero dicha exploración es imprescindible para encontrar su lugar entre otras cosas. Si sí que experimenta y te lo cuenta se corre el riesgo de que pierda un punto necesario de disciplina. Es posible mantener un equilibrio aunque no es sencillo.
- El que responde bien: Un rasgo ineludible de la adolescencia es la alta intensidad emocional y la dificultad para controlarlo. Si nunca responde mal es posible que sea por un exceso de sumisión por miedo, falta de autoestima o alguna otra razón.
- El que no se mete en líos: De nuevo entro en la exploración. Si no se mete en líos es muy probable que esté reprimiendo sentimientos y tentaciones. Uno de los mayores arrepentimientos de los mayores es no haber intentado lo que queríamos. Ese sentimiento de frustración, cobardía, deseo reprimido, etc. se queda dentro. No se va a ningún lado. Tarde o temprano saldrá.
- El que no le gusta salir mucho: Por supuesto, si no quiere salir por falta de amig@s ahí hay un problema de base. Si sí que tiene amig@s, es posible que no se sienta tan cómod@ entre ell@s, que sienta que no encaja, que tenga falta de motivación o energía, que tenga alguna inseguridad y por eso es mejor protegerse en la guarida.
No quiero que cunda el pánico, solo pretendo que se vean los dos lados de una misma moneda. En demasiadas ocasiones nos quedamos en el análisis de la superficie, pero hay mucho más detrás.
Cuando vemos las dos caras de la moneda es más fácil encontrar el equilibrio y, en este caso, estoy totalmente de acuerdo con el dicho: «En el equilibrio está la virtud».