Tenemos mucho miedo de lo que les pueda pasar a nuestros hijos, más aún en la adolescencia. Vemos peligros por todas partes y 1.000 formas de que las cosas les salgan mal y sufran. El miedo puede tomar el control muy fácilmente y hacer que todas o casi todas las decisiones de educación de tu hijo las tomes basándote en el miedo, pero eso no es una buena idea ni para ti ni para tu hija.
¿Por qué el miedo toma el control?
Nuestro cerebro es la máquina más compleja que existe en el mundo y la neurociencia aún ha sido capaz de descifrar una mínima parte de su funcionamiento, pero ya se sabe suficiente como para empezar a aprovecharlo en nuestro día a día y mejorar no solo nuestras vidas sino también las de las personas a nuestro alrededor y que mejor lugar para empezar que con nuestros hijos.
Una de las cosas que se sabe es que la misión principal de nuestro cerebro es sobrevivir. Nuestro cerebro está a merced de la naturaleza y, por tanto, de la evolución. Quiere que sobrevivas para que puedas reproducirte y que tus hijos sobrevivan para que puedan a su vez perpetuar la especie.
El miedo es una de sus herramientas principales para llevar a cabo su misión. Si no sintieses miedo, podrías saltar de un tercer piso, enfrentarte a un ladrón armado o acercarte a una cobra sin pensarlo. El miedo literalmente nos salva la vida.
Hay determinadas áreas en nuestro cerebro que se encienden cuando tenemos miedo, la amígdala es una de las principales. Cuando percibes algo que te da miedo, la amígdala se activa en tu cerebro, pero la corteza frontal (la zona que regula emociones, juicio, lógica, etc.) también recibe esos estímulos y ayuda a regular tu reacción.
Sin embargo, si el estímulo parece demasiado peligroso, el tálamo que es la zona de tu cerebro que percibe primero dichos estímulos externos manda antes la información a la amígdala que a la corteza frontal y ésta última reduce al mínimo su capacidad. Así pierdes la capacidad de razonamiento y control de tus emociones y entras en el modo conocido como lucha o huida.
Esta es la manera en que el miedo toma el control y te impide razonar de forma lógica. Este es el punto en que entra muchas veces el cerebro de madres y padres en la educación de sus hijos y más aún en la adolescencia.
Cómo el miedo afecta de forma negativa a la educación
Nos da miedo todo con nuestros hijos. Si suspende por su futuro o por la frustración, si aprueba justito por si suspende, si va bien porque podía ir mejor y no está aprovechando todo su potencial, si saca notazas porque pueda tener más ansiedad o porque no merezca la pena tanto sacrificio y se pierda su juventud.
Da igual la situación en la que estés, siempre puedes encontrar una forma de tener miedo.
Cuando el miedo toma el control de la educación de tu hija, tu cerebro va a buscar continuamente la forma en que las cosas pueden salir mal. Busca única o principalmente las amenazas, pero no las oportunidades y las ventajas.
Por ejemplo, si tienes miedo de que tu hijo sea un vago, tu cerebro empezará a buscar todas las situaciones en las que tu hijo se comporta como tal y tu reacción más habitual en ese caso será exponer esas situaciones, ponerlas sobre la mesa y hablarle de ellas, hacerle ver que ser un vago no le traerá buenos resultados, que así no le irá bien en la vida, etc.
Además, como estarás preocupado por ese comportamiento, esas charlas irán acompañadas de un sentimiento de preocupación, impotencia, frustración, rabia o desesperación. Ninguna de ellas pondrá un tono emocional apropiado para la mejora y el aprendizaje.
¿Cómo mantener a raya el miedo?
Esto no es fácil y la primera pauta que te voy a dar no te va a gustar, pero el esfuerzo vale la pena para ayudarte a ti y a tu hijo/a:
- Espera lo malo: Tu hijo no es perfecto. Tu hija va acometer errores y se va a meter en líos. Así es la vida y mientras pretendas evitarle todo sufrimiento y que su camino solo tenga rosas, pero ninguna espina, no solo seguiréis encontrando espinas sino que la frustración será mayor y tu ayuda será menor. Las cosas malas ocurrirán y es mucho mejor que seas capaz de mantener la calma en esos momentos y pienses con claridad.
- ¿Qué haría si…?: Yo mismo voy preparando de forma consciente a mi cerebro para situaciones difíciles que pueden suceder en mi vida con este ejercicio simple aunque no tan fácil. ¿Qué haría si mi hija se pusiera enferma o, incluso, falleciese? Espero no tener que vivir esa situación nunca, pero desde ya me preparo para ser la persona en la que mi mujer, mi otro hijo, etc. pudiesen apoyarse, quien tuviese la fortaleza para hacer las gestiones y demás. Lo mismo hago con estudios, drogas, parejas, depresiones… Como ves no hago esto con cosas nimias. Así preparo a mi cerebro en un estado de calma, sin que nada de eso haya sucedido, para ser capaz de gestionar esas posibles situaciones lo mejor posible. Por el camino, mi cerebro coge práctica en pensar sobre experiencias estresantes mientras mantiene ese estado de calma.
- Formación: Saber cómo funciona el cerebro adolescente es imprescindible para lidiar con equilibrio emocional esta etapa de tu hija. Aprender más sobre las emociones y cómo gestionarlas. Saber comunicarse mejor y escuchar de verdad. Conocer mejores técnicas de liderazgo y negociación. Igual que nos formamos para el trabajo debemos formarnos para ser padres.
- Analizar en frío: La tendencia es a reaccionar y buscar consecuencias o estrategias, en el mejor de los casos, en seguida, ya. Sin embargo, cuando te acabas de enterar de algo malo es el mejor momento para no hacer nada (a no ser que haya vidas en juego). Lo primero es serenarse. Una vez tu cerebro haya logrado relajarse, las conexiones del cortex prefrontal vuelven a estar predispuestas para ayudarte a buscar las mejores vías de acción.
- No es tu vida: La vida de tu hijo es suya y, por tanto, le corresponde vivirla a él y a su manera. Tú estás para guiarle, aconsejarle y ayudarle, pero, en última instancia, sus decisiones son suyas y tú tendrás muy limitada tu capacidad para evitarlo. Además, en este punto me gusta recordar que las mayores lecciones y las mayores pasiones surgen de grandes palos y errores que nos llevamos. Eso quiere decir que si tu hijo comete un error ahora, no hay que dejarle sin más, tendrás que tratar de ayudarle, pero a la vez ese mal episodio de su vida puede darle mucho en un futuro.
Sé que no es fácil esto que planteo, pero si quieres dejar de educar a tu hij@ desde el miedo este es el mejor camino que conozco.