Educar tirando de autoridad como siempre se ha hecho ya no funciona. Las típicas frases de «Porque yo lo digo», «Mientras vivas bajo mi techo acatarás mis normas» o » Cuando seas padre comerás huevos» han caducado. El mundo ha cambiado y las estrategias de siempre han dejado de ser útiles.
Diferente contexto social
La sociedad hasta hace 3-5 décadas en su conjunto estaba totalmente marcada por la autoridad. Por eso, por ejemplo, la imagen arquetípica del jefe es de un déspota que trata mal a sus empleados y que su palabra va a misa.
Así, quien se rebelaba ante la autoridad en la escuela o el instituto tenía muchas más probabilidades de no lograr encajar en la sociedad posterior. Se educaba para acatar normas y obedecer porque la sociedad funcionaba así. A no ser que te tocase el papel de ser tú quién ponías las normas y entonces las hacías cumplir a golpe de autoridad.
Los adolescentes vivían una coherencia entre la educación basada en la autoridad en casa con lo que veían en la sociedad ahí fuera.
Hoy vivimos en una sociedad en la que la autoridad basada en el poder de una posición ya no encaja. Es decir, la posición de profe no es suficiente por sí misma, la de jefe tampoco, la de madre o padre tampoco.
Ahora la autoridad se gana por afinidad, por aportar valor, por ayudar, por apoyar, por escuchar, por tocar emociones… En definitiva, por estar situado en una posición de mayor experiencia y conocimiento en el área de interés de la persona y saber conectar con dicha persona.
¿Por qué sucede esto? Posiblemente una de las razones más importantes es que hay muchísimas más opciones. Internet, móviles inteligentes, globalización, mayor poder económico… Podemos expresarlo así, antes el mundo de cada persona era mucho más limitado: poca gente y pocas opciones. Ahora el mundo de cada persona puede ser literalmente el mundo entero.
Figuras de autoridad impuestas
El término figura de autoridad en psicología se utiliza básicamente para definir a personas que ejercen un poder sobre otra persona. Una figura de autoridad para tu hij@ evidentemente eres tú como madre o padre. También puede serlo un profesor o un jefe. Igualmente puede serlo un maestro de artes marciales o un entrenador en cualquier deporte, un cantante, un amigo y cualquier persona en definitiva que ejerza una influencia importante en algún ámbito de la vida de tu hij@.
En tu papel de madre o padre te colocas automáticamente en lo que suelo llamar una figura de autoridad impuesta. Es decir, tu hij@ no te ha elegido ni es necesario que cumplas ningún requisito determinado. Simplemente el hecho de ser su madre o su padre te otorga el poder para ejercer una autoridad sobre él o ella.
Es como cuando te toca un jefe, puede ser mejor o peor, pero lo que es cierto es que no le has elegido y que ejerce autoridad sobre ti. Aquí, al menos tienes cierto margen de maniobra, puedes buscar otro empleo, irte por tu cuenta o, en ocasiones, irte a trabajar con un jefe que ya conoces y te gusta.
Tu hij@ no tiene salida, eres su madre o su padre y no hay más. Igual que te pasó a ti. La naturaleza juega a tu favor en este papel durante los primeros años de vida de tu hij@ y genera te idolatre. Su vida depende 100% de ti. Con su falta de capacidad para desenvolverse y sobrevivir en el mundo la naturaleza hace que omita tus errores. Es la única forma de soportar su extrema vulnerabilidad y toda la confianza que necesita poner en ti.
Esta situación cambia en la adolescencia, la figura de autoridad impuesta ya no es bienvenida. Esta etapa prepara a tu hij@ para su vida como adulto en la que deberá buscarse la vida sol@. Para eso debe revelarse contra la autoridad ya que es la única forma de poder pasar a ser una autoridad propia.
Existe una vía en la que el adolescente sí acepta, incluso busca, figuras de autoridad, lo que llamo figuras de autoridad deseadas.
Figuras de autoridad deseadas
Este es el punto de aspiración que propongo en este nuevo siglo para aumentar las opciones de liderar a tu hij@ adolescente hacia su vida de adulto.
Estas son las personas a las que llama inmediatamente cuando tiene un problema. Son las personas a las que admira. Son las personas a las que quiere parecerse. Son las personas a las que escucha y a las que imita.
¿Por qué? Porque se lo han ganado. Porque le han demostrado que merecen su atención. Porque han conectado de alguna forma con su historia, con sus problemas o con sus aspiraciones.
No se trata de personas que le han venido dadas sino de persona que tu hij@ ha elegido.
¿Cómo convertirte en una figura de autoridad deseada?
Voy a distinguir algunos aspectos importantes para lograr esta posición igual que alguna limitación necesaria a tener en cuenta.
- Propósito común: Compartir intereses u objetivos es imprescindible. Si tu hij@ siente que vais en caminos diferentes, ¿para qué iba a escucharte? ¿Para que le lleves donde no quiere ir?
- Capacidad demostrada: Hay una frase que circula por ahí que dice así: «Si quieres conducir un Ferrari no tomes consejo de quien conduce un Toyota». Lo cierto es que no estoy de acuerdo al 100% (Jeff Bezos o Warren Buffet mantuvieron coches muy normalitos cuando ya eran inmensamente ricos), pero tiene su punto de coherencia y refleja muy bien este punto. ¿Por qué iba a escucharte tu hij@ si no has demostrado aptitudes en ese área?
- Conexión personal/emocional: Podéis compartir propósito y puedes haber demostrado toda la capacidad del mundo, pero si estáis discutiendo continuamente y no lográis tener una conversación tranquila y productiva no lograrás que tu hij@ acepte tu guía. Conectar a un nivel más profundo es fundamental.
- Libertad para cometer sus propios errores: Por mucho que quiera escucharte, cometerá errores. Al fin y al cabo no es lo mismo escuchar que tomar acción. Si lo que se encuentra es comprensión, apoyo y una crítica constructiva se mantendrá a tu lado. Si, por el contrario, lo que se encuentra es incomprensión, desconfianza, exigencias y críticas no tan constructivas se alejará.
- Libertad para desviarse del camino: Tomar sus propias decisiones y tener autonomía para ello es imprescindible para que te siga escuchando. Al fin y al cabo, si no tuviera esa libertad se convertiría en un esclavo y muchas madres y padres acabamos queriendo imponer nuestra verdad en demasiadas ocasiones y podemos llegar a ser muy intransigentes.
- Centrarte en áreas específicas: En el papel de madre o padre te ves forzada a dirigir a tu hij@ en todas las áreas de la vida. Es imposible ser especialista en todo. Reconoce tus fortalezas y céntrate en ellas. Reconoce tus puntos flacos y ayuda a tu hij@ a buscar a otras personas que le lideren en esos puntos. Delega. Si no es posible encontrar a nadie, no te conformes con lo que tienes. Aprende todo lo posible sobre ese tema para poder guiar a tu hij@ en base a algo más poderoso que la intuición: el conocimiento.